Tres falacias en la concepción de la Economía
Por Julio Raúl Chullunquia
En las comunidades de economistas se debate mucho sobre cuál debería ser el perfil de un ministro o ministra de economía
En mi opinión debe ser mixto: político y técnico. Sería hasta contradictorio que una persona que va a ejecutar la política económica de un país no entienda de política.
Ya hace varios años John Keneth Galbraith decía “el economista que obvie de la realidad política de una sociedad es un economista incompleto”
En ese sentido comparto algunas reflexiones acerca de cómo se ha ido desenvolviendo la ciencia económica hasta estos días y como afecta ello en la formación de los economistas.
Tres falacias de la Economía
La primera falacia
Es la aspiración de la economía a ser una ciencia exacta, como podría ser la física, la química o la biología. Se cree que es posible conocer todos los procesos relacionados con los fenómenos sociales y económicos como por ejemplo crecimiento, pobreza, desarrollo o desigualdad. Estamos empecinados en la búsqueda de una verdad universal o fórmula inequívoca como bien podría ser la gravedad F(grav)=Mg (M=masa en kg, g=9.8 m/s2).
También se cree que los procesos en las economías alrededor del mundo son iguales y entonces comparables y por tanto que los componentes de las economías interactúan de la misma forma. En otras palabras, creemos que existen “leyes” económicas siempre válidas independientemente del tiempo y espacio, solo falta “descubrirlas” y que mientras más se llene la pizarra con modelos matemáticos y econométricos más “cercanos” estaremos a la “verdad” económica.

Por el contrario, muchas veces matematizar en exceso la economía funge de camisa de fuerza, que impide entender fenómenos tan complejos como informalidad, desigualdad, desarrollo económico, inequidad, etc. Por un lado, se nos olvida que la situación, el contexto importa; la historia y la idiosincrasia, importa.
Asimismo, el concepto de causalidad, muy usado en los análisis económicos, es erróneo en el sentido de que el sistema social es complejo, no existe causa sino varias causas; es más entre estas mismas causas existe relaciones de causalidad, entonces hablamos de una causalidad en espiral, no una solo lineal.
El mismo Douglas North en su último libro (Understanding The process of Economic Change, 2018) hace énfasis en que vivimos en un mundo incierto donde la historia se vuelve más que importante.
Un modelo matemático, así como lo usamos en la economía implica reversibilidad perfecta; sin embargo, en la vida real, los eventos que “pasan”, ya pasaron y son pasado, son historia. Y una vez sucedido un evento este ya no es reversible. Esto nos conlleva a señalar que no existe una distribución de probabilidad única con la cual se pueda modelar la incertidumbre, sino que esta distribución probabilística depende de sucesos históricos que no son reversibles.
No voy a negar que la lógica de la matemática es importante, me consta como ingeniero; pero ¿Existe una lógica de la sociedad? Tenemos que comenzar a cuestionarnos y reflexionar si los resultados de los modelos matemáticos (que internamente son perfectamente lógicos) se pueden transferir al mundo real.
La segunda falacia
Está relacionada con la idea de que se intenta ver a “la economía como la física de la sociedad” y por ende se quiere ver a los economistas como los "ingenieros" encargados de controlar esta gran máquina llamada sociedad. A tal grado que se los ha elevado a grado de sumos sacerdotes, impolutamente técnicos, y que solamente ellos pueden influenciar en las decisiones económicas que atañen a la sociedad.

No es cierto, lo que hoy conocemos como ciencia económica en sus inicios nació como Económica política, una ciencia eminentemente social y holísticamente fundamentada en otras ciencias como la historia, la sociología, la ingeniería, la filosofía, la antropología, la matemática, etc. Pero hoy por hoy pareciera que la economía ha sido secuestrada mayoritariamente por la matemática y haber perdido ese sentido integral de multiciencia.
Los problemas económicos los tenemos que resolver entre todos agricultores, profesores, ingenieros,médicos, historiadores, sociologos, economistas, antropólogos etc.
Sería imprudente dejar un tema tan importante, que define como será nuestras vidas, solo y exclusivamente en manos de unos cuantos economistas que solo saben de economía.
La tercera falacia
Consiste en que, dado que la economía pone en el centro de sus análisis los incentivos, sobre todo en los modelos neoclásicos, se asume que los actores persiguen sus propios intereses guiados por la racionalidad cuando en la realidad muchas veces somos motivados por la emocionalidad y afectividad. Además, se asume que estos actores no engañan, no roban, no mienten, no incumplen contratos, no son oportunistas; pero estos comportamientos defectuosos sin duda son aún son parte de la realidad humana.
Es importante entender que la principal ventaja comparativa del hombre es su creatividad, nuestro ingenio no tiene límites y puede usarse para el bien o el mal, para favorecer el bien común o solo el interés propio. Por ejemplo, estas últimas variables que acabo de mencionar escasamente son tomadas en cuenta a la hora de diseñar modelos matemáticos o econométricos.
Recomendaciones
Dado lo anterior, en mi opinión la formación universitaria en economía tanto en el pregrado y posgrado debería evitar formar tecnócratas rígidos y dogmáticos. No es el mundo que tiene que encajar en nuestros modelos, sino son nuestros modelos los que deben ayudar a explicar el mundo, con esto no estoy satanizando la matemática ni a los estudios econométricos, por supuesto que son valiosos para vislumbrar partes del gran rompecabezas que conforman los fenómenos económicos y sociales.
Asimismo, creo que dentro de la formación de un economista es fundamental el conocimiento profundo de la Historia Económica, actualmente dicha materia se enseña como curso complementario o electivos, cuando debería ser un pilar en la currícula de la formación en económica tal como lo es la microeconomía, macroeconomía, econometría, etc. Conocer agudamente de historia económica le permite a un economista entender y explicar fenómenos económicos complejos donde la matemática y econometría no pueden llegar a comprender.
Así mismo es clave para todo economista que quiera llamarse competitivo conocer de política y relaciones de poder, entender este fenómeno social que determina quien manda en una sociedad, es decir cómo funciona el poder en un contexto determinado.
En la facultad un profesor nos decía “el economista que no conozca de política es un economista incompleto y sesgado”.
Me atrevería a hacer una analogía con el fútbol. Para un economista conocer de política es como para el futbolista conocer los distintos tipos de terreno: cancha de Grass natural, sintético, de tierra, de cemento, de césped corto o alto, etc. Y ese conocimiento le permite entender al futbolista que una misma jugada tendrá diferentes resultados dependiendo en qué tipo de cancha se encuentre en un momento determinado.

Escrito por
Periodista egresada de la PUCP con experiencia en periodismo digital en temas de política y economía