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Inteligencia vs Sabiduría

Por Julio Raúl Chullunquía

Publicado: 2023-03-08

Me ha pasado que, en algunas reuniones sociales con amigos, cuando se habla acerca de los hijos, existe la tendencia a siempre comparar y valorar aquellos hechos en los cuales los hijos se convierten en los mejores que el resto, ya sea porque obtuvieron la nota más alta del aula, ganaron medallas en competencias, son los más extrovertidos, son los números uno en matemáticas, ingresaron en primer puesto a la universidad, etc. Todo ello genera entusiasmo y orgullo para los padres porque “podría” ser un contundente presagio de que sus hijos serán exitosos y siempre estarán por encima del resto; sin embargo, olvidan otro aspecto trascendental, la sabiduría.

Inteligencia y Sabiduría

La inteligencia es la capacidad del cerebro para aplicar conocimientos. Es la capacidad de hacer las cosas eficazmente. En cambio, la sabiduría es la habilidad para elegir las metas por las cuales vale la pena vivir.

La inteligencia se vincula más con el “ser mejor que el resto”; en cambio la sabiduría no divide al yo de los demás, sino que prioriza el “nosotros”, el “todos”.

La inteligencia está más relacionada con la eficiencia. Busca obtener la máxima rentabilidad posible con el menor costo y tiempo posible. En cambio, la sabiduría tiene que ver más con la elección de las metas.

La inteligencia requiere tenerlo todo bajo control, no tolera la incertidumbre. En cambio, la sabiduría acepta los imprevistos y los altibajos, sabe relativizar y tiene una mirada paciente y comprensiva de la realidad.

La sabiduría es una habilidad más sutil, profunda e integrada. Supone una capacidad de introspección para saber lo que se desea y conciliarlo a su vez con lo que es deseable, bueno y correcto.

La inteligencia tiene que ver con el conocimiento, con el cómo.
La sabiduría tiene que ver más con los valores, con el porqué.

El inteligente está orientado a resultados. En cambio, el sabio está guiado por valores.

El inteligente es el que hace que las cosas sucedan, cualesquiera que éstas sean. Es pragmático, astuto y puede alcanzar muchas cimas.

En cambio, el sabio no es necesariamente es el más rápido, ni el más sagaz, ni el más extrovertido, ni el más brillante. Quizá ni siquiera llega a la cima o tal vez sí. Y si lo consigue, no es ni el primero ni el mejor en hacerlo. El sabio simplemente es mejor eligiendo las cimas que merecen la pena escalar.

¿Y qué es mejor?

En mi parecer puede que uno sea listo, competitivo, eficiente y, efectivamente, tener éxito; pero tal vez escalando la cima incorrecta.

Cuanto más inteligente seas, más rápido podrías lograr tus metas, pero quién te garantiza que fueron las metas correctas. Y luego te das cuenta de que la vida se te fue fugazmente sin posibilidad de retorno.

En cambio, en el camino de la sabiduría puede que no logres las cosas a la primera, puede que el aprendizaje a veces sea lento, pero te irá poniendo, cada vez, en una mejor situación y con el tiempo conseguirás acercarte más a las metas correctas.

Quizá nunca alcances la cima o quizá sí, pero cada paso del camino habrá estado lleno de sentido y conciencia. Y eso en si ya es una cima.

Y como diría el gran Pepe Mujica: ¡Lo importante es el camino!

No estoy en contra de la inteligencia, ni mucho menos; es claro que es un motor muy potente, pero ese motor requiere de una dirección, un derrotero, un horizonte, un motivo, una brújula que solo la sabiduría sabe proveer.

Y a mis amigos les diría: siéntanse aún más entusiastas y orgullosos si ven que sus hijos son los que más ayudan a sus compañeros, son los que más fomentan la unión que la diferenciación, son los que más compasión desarrollan por los débiles, son los que más se enternecen con los animales y la naturaleza, son los que más disfrutan con lo simple y sencillo, porque esos son los actos presagiadores de que sus hijos andarán por el camino de la sabiduría y , por ende, de la felicidad.


Escrito por

Alejandra Martinez

Periodista egresada de la PUCP con experiencia en periodismo digital en temas de política y economía


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