Desde Fujimori con Vladimiro Montesinos hasta los Cuellos Blancos la política peruana demuestra estar amalgamada con la corrupción, la principal causa de la disolución del anterior Congreso fue su incapacidad de llevar adelante la reforma política que el país necesitaba para que los nuevos representantes a cargos públicos, desde congresistas hasta alcaldes, tengan la idoneidad necesaria para el cargo, porque el consenso menciona que a mejores representantes menos corrupción. 

La principal función de este nuevo Congreso era la ejecución de la reforma política y no cumplieron con su propósito, se cumple la regla de que a pesar de tener nuevos congresistas, al ser elegidos con las mismas reglas, siguen entrando personas que defienden intereses particulares y no por el bien común, intereses particulares porque la ley, aún con sus debilidades, que no hubiese permitido la postulación de personas con sentencia mayores a 4 años en primera instancia no tuvo el voto mayoritario el día de ayer, y quiénes son los principales artífices de esta traición al cambio en la política peruana, pues el señor Urresti investigado por la muerte de un periodista, la infaltable bancada de Fuerza Popular con su lideresa procesada por el caso Lava Jato, los seguidores de Antauro Humala con su líder preso, la bancada del Señor Luna de Telesup y la bancada del señor Acuña, bancada que suele reciclar políticos con dudoso historial sin ninguna bandera para el país o identidad.

La ex congresista Bartra que tuvo gran responsabilidad en el cierre del Congreso anterior al cambiar la esencia de las leyes necesarias para la reforma política ahora es reemplazada por el congresista Chehade de Alianza Para el Progreso de Acuña, demostrando una vez más que al Fujimorismo y al partido de Acuña poco le importa la lucha contra la corrupción, manteniendo el status quo solo para la defensa de sus intereses particulares. Cualquier ciudadano medianamente informado ya sabe por qué partidos no votar en estas siguientes elecciones.